El reto era reimaginar en nuevas aplicaciones una imagen de marca ya establecida, de manera que fueran fácilmente extrapolables y prácticas para diversificar en nuevos productos. De este modo se crearon modelos de documentación indispensable (facturas, contratos, solicitudes) y elementos de venta (ofertas de productos para nichos concretos).
Se diseñaron elementos cohesionantes y organizativos, que a su vez transmitían los valores de marca: energía sostenible, eficiente y responsable, compromiso con el desarrollo de las comunidades locales y con generar un cambio social y medioambiental positivo.